Si te caes te levantas

Lo más difícil de caerse, no es levantarse, sino no tener miedo de volver a caer – Anónimo

Es muy del gusto del grial hablar sobre ser fuertes, sobre la importancia de sobreponerse, de seguir adelante, de caerse y de levantarse y hoy es una buena ocasión para volver a hablar de este tema.

Hace un tiempo tal vez ante la pregunta de cuál es la cualidad que más admiras en las personas, la respuesta hubiera sido otra, pero hoy por hoy está claro, la capacidad de sobreponerse, la constancia, la determinación. No rendirse, no tirar la toalla. Si el mundo no estuviera lleno de valientes y «valientas» que han seguido adelante pese a que todo se puso en contra, seguro que hay muchas cosas de las que hoy disfrutamos, que ni siquiera existirían. Por no hablar de que no se habrían corrido los cien metros en menos de diez segundo, o no se habría dado un único salto de casi diez metros (por cierto medid un día esta distancia por el gusto de alucinar pensando en que una persona pueda volar así). Pero hoy no queremos hablar de los grandes logros, ni de récords, no. Hoy queremos hacer un humilde homenaje a las pequeñas historias, a esas personas anónimas que se dejan la piel cada día, intentando salir adelante, que no se achantan ante nada y que de cada caída salen reforzados, con la experiencia de haber aprendido una nueva forma de caer y lo que es más, una nueva forma de levantarse. Ahí es dónde realmente encontramos el gen de los súper héroes y las súper heroínas.

Además hoy, 19 de Octubre, día dedicado a recordar la lucha contra el cáncer de mama, podríamos hablar de miles de historias de mujeres que han vencido lo Invencible y de todos aquellos que han estado acompañándolas en su lucha, demostrando que la fuerza de la voluntad, y la capacidad de lucha, a veces son capaces, aunque sea temporalmente de engañar hasta a la propia muerte.

Hoy, una vez más queremos lanzar un mensaje positivo, que no viene del mundo de las ideas, sino que se basa en la pura propia experiencia. Han sido y están siendo muchas las caídas, en todos los terrenos. Las bofetadas llegan por todos lados, y cuando crees que llega la calma, aparece un pequeño (o no tanto) tsunami que vuelve a ponerlo todo patas arriba. Te vuelves a caer, pero entonces, apoyas las manos, clavas las rodillas, tomas impulso y vuelves a levantarte, más fuerte, más sabio, más grande, y además más humilde, porque besar el suelo, también te enseña necesarias lecciones de humildad.

De verdad, no te rindas nunca. No des nunca ni guerra, ni batalla por perdida. Crece ante las dificultades, busca ese faro que te guíe cuando la noche es tan oscura y la mar está tan revuelta que crees que estrellarte contra el acantilado es lo único que puede ocurrirte. Revélate, no te des por vencido, lucha, y si te caes, te levantas, aprendes y sigues hacia delante.